Un vistazo a las barbas del vecino

Los medios de comunicación tradicionales, y la prensa escrita en primer lugar, las están pasando canutas en casi todo el mundo porque su base económica, la publicidad, se ha venido abajo a la vez que crecía el desafío tecnológico en internet de esas empresas que acumulan enormes ingresos sin tener que preocuparse por generar información: Apple, Amazon, Google, Facebook y compañía. Sí, todas ésas son norteamericanas. Y para ver la situación de la desesperada lucha de la prensa por la supervivencia, nada más útil que echar un vistazo a Estados Unidos, donde se inició su crisis y donde van por delante en su desarrollo.

La semana pasada se ha publicado el estudio anual de los medios que realiza el Pew Research Center, el más importante think tank dedicado a los medios de comunicación -sí, allí subsisten aún centros así- en EEUU. Y las impresiones algo más tranquilizadoras de los últimos meses -Warren Buffett compra un periódico, suben los ingresos por pago directo en internet...- se quedan chiquitas ante su duro análisis de la realidad, según resumía Rick Edmonds, del Poynter Institue de Florida: los ingresos publicitarios de la prensa escrita caen en 2012 por debajo de los 20.000 millones de dólares por primera vez desde ¡1982!; ya no son sólo los anuncios por palabras, sino las campañas nacionales, con -10%, lo cual indica que la migración del marketing a internet se acelera; los anuncios digitales, cada vez más baratos, apenas aumentan, y sólo compensan un dólar por cada 16 dólares perdidos en publicidad impresa... Tremendo.

El boom de los smartphones está siendo otra puñalada en el costado de la prensa, ya que Google y Facebook se han metido a fondo en su faceta publicitaria y le están comiendo la tostada, otra vez más, a los periódicos.

Así las cosas, Edmonds prevé otro año de pura lucha por la subsistencia en 2013, con cuatro prioridades para la prensa: estar presentes en todas las nuevas plataformas (teléfonos, etcétera) a las que se van los consumidores de información; incrementar el pago directo por los lectores de suscripciones en internet (y combinadas internet/edición impresa); seguir desarrollando las actividades paralelas (eventos, ventas, trabajos de imprenta), que pueden compensar una parte importante de lo que se pierde en publicidad; y, a la vez, estudiar de cerca el coste de las campañas para aumentar ventas, como los cupones y regalos diversos, porque su rentabilidad es dudosa.

Pues es lo que hay en América. Y, por desdicha, en el resto del mundo.